Hoy queremos contaros una historia, de esas que aclaran las dudas sobre por qué elegir un hotel de carretera, a lo que añadiríamos familiar y acogedor.

En realidad, para esta entrada de blog teníamos programado hablar de la Navidad. De lo bonito que está nuestro pueblo en estas fechas, del belén de aquí al lado, de Granada y sus luces.

Sin embargo, después de lo que nos sucedió hace unas semanas nos dimos cuenta que no hace falta que sea Navidad para sentirte feliz y agradecido.

En el Cruce de Chauchina nos sentimos muy orgullosos y agradecidos por la carta que nos escribió hace unos días un cliente. Pero, sin duda, lo que para nosotros es más importante, es que esta historia tiene final feliz.

Os dejamos la carta recibida!

Esto es una historia real, que nos llegó al corazón al recibir esta gratificación. Y es que pasamos miedo cuando este hombre se sintió así. Miedo por no poder hacer suficiente, miedo porque su esposa estaba desamparada, miedo porque somos personas y tenemos que ayudarnos. Y porque cuando nuestros clientes están en nuestra casa son como un amigo que viene a vernos y al que le debemos mucho.

Somos amigos de nuestros huéspedes, amigos de nuestros clientes. Cuando eres un hotel restaurante de carretera, esos amigos y clientes son muchos, muchos de paso, y otros de los que se quedan para toda la vida.

Con mucho amor y agradecimiento os enviamos un abrazo con este post y os decimos gracias por ese décimo. Pero las mayores gracias os las damos por hacernos sentir tan bien y saber que en vosotros tenemos amigos para toda la vida. Y es que por estas cosas merece la pena venir a visitar un hotel de Carretera, familiar y acogedor.

Hotel Restaurante el Cruce de Chauchina es un hotel familiar.

Así que, como os contamos en esta misma web, nuestro hotel tiene una historia de esas que merecen la pena ser contadas. (Puedes leer la historia del restaurante pinchando aquí).

Una de las principales razones por la que nuestro hotel merece la pena ser visitado es porque tenemos una máxima por bandera, la humildad y humanidad.

Y a ti, que lees esto, que sepas que siempre serás bienvenido a nuestra casa.